
¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción física, mental y emocional que pone nuestro
organismo en estado de alarma, preparándonos para reaccionar con mayor rapidez a un peligro inminente. Se trata de una respuesta natural del ser humano y su función es preparar el cuerpo para la acción (luchar o huir) en caso necesario: la adrenalina se dispara aumentando nuestro nivel de atención; el pulso y la respiración se aceleran para alimentar nuestros músculos, que se tensan esperando entrar en acción, etc. Se trata, en definitiva, de un mecanismo dirigido a garantizar nuestra supervivencia cuando estamos en peligro.
El estrés es algo natural y necesario.
El problema se encuentra en que, en ocasiones, todo este mecanismo de supervivencia se activa sin encontrarnos en una situación que lo requiera, en momentos en los que no estamos en riesgo, provocando un gran malestar interior o que respondamos de forma inadecuada a lo que sucede. Podemos sentir estrés en muchas situaciones en las que no es adecuado luchar ni salir corriendo: el trabajo, por conducir, por tener que mudarnos o, como a muchos nos ha pasado en los últimos meses, debido al confinamiento. Es más, aunque el estrés suele estar asociado a eventos negativos, también podemos sufrirlo ante cosas buenas a causa de pensamientos negativos que pueden activarlo, como podría ser un embarazo, comenzar un nuevo trabajo, quedar con alguien que nos gusta...
¿Cómo reconocerlo?
El por qué sentimos estrés y la forma en la que éste se manifiesta depende de la persona. Cada uno lo vive de manera distinta y lo siente con mayor o menor intensidad, por lo que a veces puede ser difícil identificarlo.
Algunos indicadores de que se está sufriendo estrés son:
• Físicos: cansancio, tensión, insomnio, dormir demasiado,
inapetencia, gula, dolores de cabeza, resfriados, bruxismo...
• Emocionales: preocupación, irritabilidad, desánimo, labilidad
emocional, impaciencia, verborrea...
• Actitudes negativas: negatividad, facilidad para enfadarse, apatía,
desgana, rencores, indecisión...
• Sociales: irritabilidad, sentimientos de soledad, reducción de las
relaciones sociales...
• Pensamientos: olvidar cosas, falta de concentración, distraerse
con facilidad, confusión, pensamientos negativos...
¿Qué podemos hacer?
Está demostrado que las personas que tienen hábitos saludables son menos propensas a sufrir estrés, por lo que se recomienda hacer ejercicio de forma regular, tener una alimentación equilibrada, descansar lo suficiente y mantener relaciones saludables. Estos hábitos aumentarán nuestra resistencia en las situaciones estresantes de nuestro día a día.
Aparte de estos hábitos, existen técnicas de relajación que nos permiten reducir nuestros niveles de ansiedad, relajando nuestro cuerpo y mente de tal forma que:
• Reducen nuestra frecuencia cardíaca, respiratoria y presión arterial.
• Mejoran la digestión y los niveles de azúcar.
• Disminuye la fatiga, la tensión muscular y la actividad de las hormonas del estrés.
• Mejora la concentración, el estado de ánimo y la calidad del sueño.
• Reducción de la ira y la frustración.
• Incremento de la confianza en uno mismo.
Existen gran variedad de técnicas de relajación (relajación muscular progresiva,
visualización, respiración diafragmática, meditación, mindfullnes, etc.), por lo
que tenemos un abanico muy amplio para encontrar aquella que nos es
más efectiva.
¿Quieres conocer algunas técnicas rápidas?
No te puedes perder las “Microcápsulas de relajación” de una de nuestras profesionales. En este vídeo, por ejemplo, realiza la técnica de visualización guiada dirigida a niños pequeños.
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